" (...) Los antiguos los expulsaron del mundo para poder llamarlos de nuevo de vuelta. Los dejaron esperando en un limbo de su propiedad, como perros bajo una tormenta anhelando entrar en casa de nuevo. A algunos los ataron, a otros los encerraron, a otros sencillamente les dejaron vagar sin rumbo… a casi todos les robaron algo que les pertenecía, enfureciéndoles para la eternidad. Su experimento se convirtió en leyenda y sus anotaciones en códigos arcanos para invocar entidades superiores, demonios furiosos, esclavos indomables.

Aquellas criaturas llenas de odio y de rencor fueron usadas como lacayos por seres inferiores a los que se había concedido poder sobre los bienes que los demonios anhelaban.

Pero las generaciones posteriores indagaron más allá, se aliaron con las criaturas condenadas y exploraron los mundos contiguos. Descubrieron poderes que sus ancestros ni imaginaban, se vieron capaces de abrir portales y traficar con poderes y seres que el mundo no estaba preparado para abarcar… y muchos de aquellos condenados permanecieron en el olvido, en las estancias interiores del mundo, esperando el día en que se acordaran de ellos y les permitieran regresar a casa "

Tratado de Demonología. Tomo IV

Original conservado en la biblioteca de la Sildhala de Sofía. Bulgaria

(Traducción del AB. Ruipérez de Borja)